Hoy correspondía compartir el diálogo sobre la historia de yoga, que ha sido uno de los temas que más me ha apasionado enseñar. Principalmente porque me ha permitido desahogarme y a la vez entender muchos de los conflictos que tanto crítico del yoga de hoy en día. Que van desde la carga de una ortodoxia religiosa y dogmática sobre la práctica; el culto desmedido al cuerpo, la forma y la materia; el impulso a la renuncia al mundo, que termina en indiferencia por la humanidad; y el proceso de evangelización y mercantilización de la práctica espiritual. Pero he entendido que dichos procesos son réplicas, en octavas diferentes, de procesos que se repiten desde el pasado.
Pero lo extraño es que hoy ya no veo tantos conflictos, y no es que las cosas hayan cambiado, de hecho cada vez siento que la práctica está más desconectada. Sino que cada vez logró entender más a los yoguis, tanto en la historia como en el presente, como aquellos revolucionarios de la vida diaria que en su propia transformación se dedicaron a servir a los demás para transformar un mundo con el que no no estaban conformes. Y eso me ha permitido dejar de lado la amargura del criticar, para valorar mucho más esa revolución espiritual silenciosa que germina tanto en el interior de cada ser humano, como en el corazón de nuestras sociedades.
Sembrado por Esteban Augusto Sánchez (De la cuanta de instagram @estebananda.ea 28 de marzo de 2019)
